Compactación, surco, charco, huella, protección, bancal, rueda, llanta... son algunas de las palabras que a menudo salen en las conversaciones de muchos agricultores y ganaderos cuando trabajan en las faenas agrícolas. Ellos son conscientes, y los primeros interesados, en que cuidar el suelo donde siembran y cultivan los alimentos es fundamental para mejorar la cuenta de resultados de sus negocios. Una cuenta que depende, cada vez más, de la huella que dejan sus tractores en el campo que trabajan.
Por norma general, el suelo está compuesto por una cuarta parte de agua, otra cuarta parte de aire, un cinco por ciento de materia orgánica y un cuarenta y cinco por ciento de materia mineral. Cuando el tractor hace una pasada y pisa ese suelo se produce una compactación del terreno. Eso puede afectar a la cantidad de agua superficial, a la cantidad de aire del suelo que lo endurece y termina con la vida de organismos y nutrientes necesarios para el crecimiento del cultivo. Esa compactación también evitará la eficacia de los productos fitosanitarios que deberían mezclarse con el agua para actuar de la mejor manera posible.
En esa huella del tractor, los neumáticos agrícolas son fundamentales y su tecnología avanza para evitar la compactación del suelo y mejorar así su protección. Así lo explica Jaime Rodríguez, responsable de neumáticos agrícolas de Continental: “Es importante que el suelo esté bien oxigenado y que los trabajos que realizan los agricultores se puedan hacer con una sola pasada porque luego hay que descompactar el suelo. Para ello necesitas más energía, más consumo de gasoil y nuevas pasadas.
Y eso es un gasto a futuro que se nota en la rentabilidad”. Desde la firma Michelin, José María González, jefe de ventas agrícolas, comenta que el “mayor impacto que se produce es la compactación del terreno. Las pasadas de la maquinaria agrícola generan episodios de cizallamiento que reducen la capacidad de aireación, producen escorrentía y alteran la mineralización de las raíces. También hay que tener en cuenta la formación de surcos en determinados terrenos y se aumenta el riesgo de desarrollo de enfermedades que aumentan la necesidad de realizar trabajos de regeneración con más gasto de tiempo y carburante”. Con una opinión similar habla José Miñarro, de Yokohama. “La compactación del suelo elimina partículas donde debería haber agua y aire. El suelo puede perder su estructura, donde se facilita el crecimiento de las raíces”.
Con estas premisas el reto de los fabricantes es “ofrecer neumáticos que permitan trabajar a presiones más bajas, pero manteniendo la carga. De los neumáticos depende el rendimiento agronómico y la eficiencia”, aseguran desde las tres marcas. Tanto es así, afirman, que “solo hay que pensar que el peso de toda la maquinaria que trabaja en los campos se reparte entre la superficie que tiene de contacto con el suelo.
Precisamente es en ese momento cuando las presiones con las que trabajan los neumáticos cobran su mayor importancia. “La tendencia es a que las huellas sean más largas con el objetivo de reducir la resistencia a la rodadura. En Michelin desarrollamos la tecnología Ultraflex que permite reducir la presión hasta un 40% soportando la misma carga en comparación con un neumático con tecnología estándar”, explican desde el grupo francés. Otro de los fabricantes, Continental, argumenta que “nuestros neumáticos de alta flexión (VF) tienen más dimensiones y anchuras para abarcar más rango de capacidad de carga. Es el caso de uno de nuestros modelos con una anchura máxima de 900 mm que soporta cargas mayores de once toneladas por neumático”.
Huellas, tacos y surcos
La evolución de los neumáticos agrícolas avanza al mismo ritmo que lo hacen los tractores en el mercado. Es decir, que las máquinas sean más veloces, que soporten más capacidad de carga y sean más potentes. Solo así es posible satisfacer las demandas de los agricultores, en particular, y de la sociedad en general. Estas no son otras que producir más, de forma más rentable para el agricultor y más respetuosa con el planeta.
La mayoría de los fabricantes coinciden en que lo mejor para garantizar una mayor protección del suelo es emplear tacos con gran superficie y poca profundidad, aunque eso “siempre va a depender de los tipos de cultivos sobre los que se trabaja”. La formación de surcos es uno de los problemas más importantes que afectan al rendimiento de los agricultores. Para evitar los surcos, lo mejor es trabajar con presiones bajas y lograr así una huella más grande. De esta forma, se intentará también realizar un menor número de pasadas sobre la plantación o el terreno en el que se trabaja.
Si la huella es perceptible tras el paso de la maquinaria es probable que haya un exceso de compactación. Esto es señal de que la presión es demasiado elevada.
“El taco y su diseño son imprescindibles para poder tener tracción sobre el terreno o la parcela del campo. Dependiendo del terreno, de la humedad, la altura y la anchura de los tacos se pueden repartir mejor las cargas y la huella del neumático”, explican desde Continental.
En Yokohama apuestan por el diseño. “Las ruedas con tacos son esenciales para dar tracción a la maquinaria o para mantener su trazada en el surco, pero su diseño es esencial para cuidar del suelo y de los cultivos. Las aristas redondeadas respetan el desarrollo de las raíces, así como de la estructura del suelo, al ser su contacto más suave y cuidadoso con el suelo”, destaca Miñarro.
Teleinflado y aplicaciones móviles
Si el tractor es la Fórmula 1 del campo, sus neumáticos son una parte esencial de estas máquinas equipadas con una gran tecnología desde el techo de las cabinas hasta las ruedas que originan la tracción sobre el terreno. En las últimas ferias, la firma Michelín ha explicado su tecnología MUT (Ultraflex). Se trata de neumáticos que cuentan con flancos con una gran capacidad de flexión, reforzados y compuestos de goma específica para que sean duraderos y extremadamente fuertes incluso trabajando con bajas presiones. Además, han incorporado el sistema de tele inflado “que permite modificar las presiones de manera instantánea y a tiempo real. Son neumáticos que ofrecen su mejor rendimiento con baja presión en el campo. De esta forma protegemos los suelos y cultivos a la vez que conseguimos mejorar el rendimiento. Por el contrario, en carretera con una presión más alta se controla el consumo garantizando la seguridad y el confort en la conducción”, explica José María González.
Los fabricantes también ofrecen “digitalización a los agricultores” como lo hace en varios foros y charlas la marca Continental. “Hemos diseñado una serie de aplicaciones para móvil que permiten monitorizar a tiempo real las presiones de cada neumático a través de unos sensores de control. Es como la antigua tabla de presiones que podía verse en las gasolineras y que ahora lo tienen en la aplicación del teléfono móvil. De esta forma se evitan paradas en las labores de trabajo y se puede alargar la vida útil de los neumáticos al haber estado trabajando siempre con las presiones óptimas en cada momento. Creemos en la digitalización como un concepto transversal. Tanto es así que tenemos más de once mil ingenieros de software trabajando para ahorrar tiempo y dinero a nuestros clientes”, apuntan desde la compañía.
Neumáticos sostenibles
Pero detrás de la fabricación de un neumático hay mucha más tecnología de la que se ve con un simple vistazo a las ruedas. En las carcasas estructurales y también en los materiales que los forman como pueden ser los textiles o los aceros. Avances que tienen como insignia la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente. Miñarro explica que “hay mucha tecnología en la parte de compuestos de caucho y en los polímeros. Los fabricantes disponen de cientos de “recetas” diferentes para realizar cauchos con muy diferentes características, elasticidad, agarre, sonoridad, resistencia a cortes o a las altas temperaturas, de modo que cada parte del neumático cumpla con la función que se le exige y para la que está diseñada”.
Los materiales empleados para la fabricación de neumáticos también están cambiando porque “la movilidad del futuro es un tema sensible”, apuntan desde Continental. “Tenemos en Alemania una de las plantas más avanzadas del mundo donde hay una plantación de diente de león. Utilizamos una sustancia del tallo de esta planta, que una vez tratada, sustituye al caucho natural que antes traíamos desde el círculo tropical. Así eliminamos también la huella de carbono. Nos hemos fijado en el año 2050 para conseguir que todos los neumáticos nuevos sean fabricados con materiales reciclados, ahora estamos cercal del 40%. Todo eso se enmarca en nuestra estrategia multinacional que denominamos “Pasión por la Tierra”.
Desde Michelin también se marcan esa fecha de 2050 en su estrategia “Todo Sostenible”. Tenemos neumáticos con prestaciones diseñadas para durar. Además, avanzamos en nuestra estrategia para aumentar la tasa de materias sostenibles, recicladas o de origen biológico para alcanzar el 100% de los compuestos en esa fecha”.
En Yokohama también apuestan por la sostenibilidad y el reciclaje “en la actualidad hay muchas líneas de investigación para incorporar cada vez más materiales reciclados y para mejorar el reciclaje y la separación de los elementos de un neumático al final de su vida útil”, apuntan.
La mayoría de los fabricantes también señalan que lo normal es reciclar los neumáticos una vez terminada su tarea habitual. “Hemos firmado convenios con otras empresas que nos permiten obtener productos de alta calidad como negro de carbón, aceite de pirólisis, acero o gas a partir de neumáticos usados”, anuncian desde Michelin.
Sea como sea, estos neumáticos pueden salir al mercado cada uno o dos años, una vez superada su homologación oficial que puede retrasarse hasta una década según vayan superando las pruebas y test de homologación oficial. Y en ellos va también buena parte de las inversiones millonarias que desembolsan los fabricantes para atender a un mercado muy competitivo porque cada vez cuesta más convencer a un agricultor de cambiar la “marca” de neumáticos, salvo que venga impuesta por el fabricante de maquinaria.
Varios ejemplos de inversiones los encontramos en Michelin que cada año invierte más de 680 millones de euros en innovación “para contribuir a una movilidad más segura, eficiente y sostenible” destacan. Su centro de tecnología emplea a más de seis mil personas en trescientas cincuenta áreas de especialización con ingenieros, investigadores, desarrolladores o probadores. Sobre los neumáticos agrícolas destaca el centro de Ladoux (Francia) y el centro de Experiencias de Almería. Importante también es la apuesta de Continental en su planta de alta tecnología y su centro de I+D en Lousado (Portugal) que ya va por su segunda ampliación desde el año 2017. Allí se invirtieron 50 millones de euros. Solo en neumáticos agrícolas trabajan con ciento veinte referencias diferentes.