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¿Cuáles son los retos y oportunidades de la agricultura cerealista?

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CEREALES

18/07/2024

2 minutos en leer

El sector cerealista en España enfrenta diversos desafíos estructurales y coyunturales. La rentabilidad es una de las metas sobre las que trabajan los agricultores, siempre teniendo la duda de si conviene apostar por otro tipo de cultivos. Sin embargo, existen una serie de retos en el sector, que se pueden transformar en oportunidades para los agricultores. Analizamos algunas soluciones innovadoras para mejorar la rentabilidad en el sector cerealista, y demostrar que los cereales también pueden ser un cultivo de alto valor.

Problemática del cultivo de cereales

No nos engañemos, España sufre de precipitaciones bajas en comparación con otros países productores, lo que irremediablemente nos lleva a tener rendimientos menores. La rentabilidad está determinada por la meteorología, ya que en los últimos años además las altas temperaturas han aumentado la sequía. Pero no solo eso, existe un denominador común en las explotaciones de cereales en nuestro país, sobre todo si las comparamos con las de otras grandes potencias en el cultivo de cereales (como puede ser Ucrania o Argentina). Con una media de 56 hectáreas, las explotaciones españolas son significativamente más pequeñas, afectando la rentabilidad.

Además, a la hora de comercializar el producto, los agricultores españoles generalmente se han enfrentado a grandes fluctuaciones de precios, que en muchos casos vienen determinados por factores geopolíticos (como, por ejemplo, la guerra entre Rusia y Ucrania, ambos grandes productores de cereales). Otro de los grandes retos a los que se enfrenta el sector cerealista es el coste de la energía y los insumos, que impactan directamente en los márgenes de los agricultores.

Digitalización, diversificación y buenas prácticas agrícolas: oportunidades de mejora

Aunque nos encontramos, como vemos, ante la tormenta perfecta para el sector cerealista, se le puede dar la vuelta al planteamiento, convirtiéndolo en oportunidades.

Por ejemplo, la adopción de nuevas tecnologías puede optimizar el uso de recursos como fertilizantes y maquinaria, reduciendo costes y mejorando la rentabilidad. La agricultura de precisión y la teledetección permiten un uso eficiente del nitrógeno, ajustando la cantidad de fertilizante según el estado de los cultivos en cada área de la parcela. Nos lo cuenta José Antonio Sotomayor (director de Sembralia.com) que  sostiene que: "las herramientas digitales son útiles en todas las explotaciones, pero se aprecia una gran mejora en las grandes porque facilitan la toma de decisiones. A la hora de aplicar fertilizantes específicos, es fundamental ser precisos para conseguir la eficiencia".

Desde el departamento de producción agraria de la Universidad Politécnica de Madrid subrayan la importancia de las semillas, y toda la investigación realizada en torno al uso de variedades mejoradas y adaptadas a cada región, que puede aumentar significativamente los rendimientos. Por ejemplo, la red GENVCE (Grupo para la Evaluación de Nuevas Variedades de Cultivos Extensivos en España) realiza ensayos que ayudan a recomendar las mejores variedades de cereales a los agricultores. José Soler,  profesor de cultivos herbáceos de dicho departamento, señala que: "La introducción de nuevas variedades, el uso de semilla certificada y la innovación han permitido una tendencia creciente en los rendimientos de los cereales en los últimos veinte años".

Si buscamos cultivos alternativos, algunos agricultores están apostando por la espelta, el trigo sarraceno, la quinoa o el teff. La ventaja que proponen estos cultivos, aunque minoritarios, es que ofrecen precios de venta superiores y requieren infraestructuras similares a las de los cereales tradicionales. El también profesor del departamento de producción agraria de la UPM Rubén Linares añade: "Algunos cultivos alternativos tienen precios de venta superiores a los cereales convencionales, ofreciendo una opción viable para agricultores que buscan diversificar sus explotaciones".

La sostenibilidad es crucial para la viabilidad a largo plazo del cultivo de cereales. Técnicas como el mínimo laboreo o la siembra directa no solo reducen costes, sino que también mejoran la calidad del suelo, aumentando su capacidad de retención de agua y nutrientes, y reduciendo la erosión. El ingeniero agrónomo Antonio Conde explica que: "Es una tarea obligada mirar hacia el suelo. El suelo es el verdadero recurso natural junto al agua que los agricultores deben preservar".

En definitiva, aunque el cultivo de cereales tiene ante sí desafíos significativos, las innovaciones tecnológicas, las prácticas sostenibles y las alternativas de cultivo ofrecen caminos prometedores para mantener su relevancia y rentabilidad.

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