El mejillón y las redes de riego
El mejillón cebra (Dreissena polymorpha) es una de las cien peores especies invasoras identificadas en el mundo. Hace dos siglos que esta especie salió de su área de origen en los mares Caspio y Negro para llegar al Reino Unido. Llegó a América hace cuatro décadas, y a España en 2001. Las larvas de mejillón cebra se adhieren a muchos tipos de superficies, desarrollan valvas (cáscaras) y se convierten en adultos (Figura 1a), que tienen un tamaño máximo de dos a tres centímetros. En las comunidades de regantes los problemas vienen cuando las larvas que viajan por las tuberías se adhieren a las paredes, obstruyendo el paso del agua.
Para controlar esta especie se añaden al agua concentraciones moderadas de un oxidante que mata larvas y adultos. Por ejemplo, un tratamiento compuesto de peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) al 24%, ácido peracético al 15% y ácido acético al 16%, una concentración de 20 partes por millón es suficiente para eliminar a esta especie.
El mejillón cebra no causa problemas en redes de abastecimiento de agua urbana ni en explotaciones ganaderas. Esto es así porque el tratamiento de cloro que se usa habitualmente es suficiente para controlarlo. Sin embargo, los problemas son importantes en las redes presurizadas de riego porque a menudo no hay costumbre de inyectar oxidantes y porque la capacidad de pago por los tratamientos es baja.
Unos días después de inyectar el oxidante los mejillones mueren y son arrastrados por el agua. Durante la temporada de riego, estas valvas o cáscaras llegan a los hidrantes, donde son retenidas por los filtros "cazapiedras”, que tienen un cartucho metálico con una luz de unos 3 mm. Este filtrado somero es suficiente para retener las impurezas que amenazan al riego por aspersión. Las valvas pueden colapsar el filtro repetidamente, interrumpiendo el riego (Figura 1b).
¿Te interesa? Descárgate gratis el artículo completo: