Es la respuesta de Trump a lo que, según los cálculos hechos desde su Administración, consideran aranceles aplicados en frontera a los bienes estadounidenses. Ese cálculo lo habrían obtenido como resultado de dividir el déficit comercial de bienes de EE. UU. con cada país (en el caso de la UE, conjunto de países), entre el total de bienes que dicho país exporta a EE. UU., tal como explica Fernando Miranda en sus redes sociales.
Por parte de la Unión Europea, esos supuestos aranceles serían, según el Ejecutivo estadounidense, del 39%, a los que responderían aplicando a los productos europeos la mitad de dicho porcentaje, es decir, el citado 20%.
La noticia saltaba el 2 de abril, en lo que la Administración Trump vino a llamar el “Día de la Liberación”. Bajo una declaración de emergencia económica nacional, el Gobierno estadounidense anunció una base arancelaria inicial universal del 10%, aplicable “a todas las importaciones de todos los socios comerciales”, desde la medianoche del 5 de abril (hora de la costa este). Según indicaba la hoja informativa emitida por la Casa Blanca, cuatro días después, el 9 de abril, empezarían a aplicarse los aranceles "recíprocos", más elevados, determinados de forma personalizada para cada país. Esta última medida, por el momento, ha quedado aplazada durante 90 días para todos los socios comerciales excepto China.
Europa y España reaccionan
La respuesta desde la Comisión Europea llegó, primero, por boca de su presidenta, Ursula Von der Leyen, que tras el anuncio de EE. UU. advertía de las consecuencias globales y volvía a apelar al camino de la negociación. “El anuncio del presidente Trump de imponer aranceles universales en todo el mundo, incluida la UE, supone un duro golpe para la economía mundial (…) Siempre hemos estado dispuestos a negociar con Estados Unidos para eliminar barreras al comercio transatlántico. Pero al mismo tiempo, estamos preparados para responder”.
En este sentido, Von der Leyen señaló que Bruselas ultimaba un primer paquete de contramedidas en respuesta a los aranceles al acero y el aluminio, y “nos estamos preparando para tomar más contramedidas”.
En efecto, el primer paquete de contramedidas comerciales llegó el 9 de abril, en forma de tasas arancelarias de hasta el 25%, que se iban a aplicar de forma progresiva a un amplio listado de productos estadounidenses a partir del 15 de abril. Sin embargo, esa medida ha quedado por el momento interrumpida. Poco después de que Trump anunciase la moratoria de tres meses en la imposición de los aranceles 'recíprocos', la presidenta Von der Leyen recogía el guante, con la suspensión, también durante 90 días, de las contramedidas aprobadas por la UE el día anterior.
En nuestro país, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el 3 de abril el “despliegue inmediato” y de forma preventiva, de un Plan de Respuesta y Relanzamiento Comercial, dotado con 14.100 millones de euros, para “mitigar los impactos negativos de la guerra comercial iniciada por la Administración Trump”. El plan, aprobado ya en forma de real decreto, movilizará 7.400 millones de nueva financiación y aprovechará otros 6.700 millones de euros de instrumentos existentes. La medida va acompañada del lanzamiento de la campaña 'Compra lo tuyo, defiende lo nuestro', para promocionar y poner en valor los productos españoles.
El sector agroalimentario demanda proporcionalidad y diálogo
Las reacciones no se han hecho esperar tampoco en el ámbito agropecuario, tanto desde la industria como desde los sectores productivos.
La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) valora positivamente estas medidas anunciadas por el Ejecutivo y recuerda que Estados Unidos es el primer mercado de destino de nuestros productos fuera de la UE. Su presidente, Ignacio Silva, confía en que el problema se solucione con urgencia por la vía diplomática, pero mientras tanto pide a las autoridades españolas y europeas que respondan con “unidad, firmeza y proporcionalidad”, evitando contramedidas que puedan generar una espiral de represalias sobre productos determinados.
Desde ASEDAS, la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados, comparten la preocupación del comercio europeo, expresada por la patronal EuroCommerce, así como su llamamiento para acelerar las conversaciones comerciales entre la UE y EE. UU. La asociación ve en este escenario “un nuevo desafío” para el sector de la alimentación, “por la variedad de productos que pueden verse afectados y por el alcance incierto de esta guerra comercial, que puede alterar las cadenas de suministro del comercio internacional”. En este contexto, hacen un llamamiento a las autoridades a “emitir una respuesta proporcionada y acelerar los cauces de diálogo”.
Valoraciones desde el campo español y europeo
Cooperativas Agro-alimentarias de España califica como “muy preocupante” la escalada de las hostilidades comerciales y señala que el anuncio de Estados Unidos “va contra un comercio internacional basado en reglas, pone en riesgo el paradigma del crecimiento y prosperidad mutuos a través del comercio y la cooperación, y obliga a los países afectados a buscar nuevas alianzas comerciales, diversificar sus opciones y establecer nuevos lazos”. La introducción de aranceles adicionales -añaden las cooperativas-, “amenaza con perturbar las cadenas de suministro mundiales, incrementar los precios y limitar el acceso al mercado de los agricultores y las cooperativas agroalimentarias, tanto de Estados Unidos como de la UE”. Por ello, instan a la Comisión Europea a agotar la vía diplomática y a los socios europeos a mantener la unidad.
Para COAG, la guerra comercial iniciada por Trump “es un despropósito sin sentido que no va a beneficiar a nadie” y supone “una auténtica revolución para la Organización Mundial del Comercio (OMC)”. En el caso de los agricultores españoles, se verán especialmente afectados por los aranceles “los productores de vino y aceite de oliva, cuyas exportaciones suponen en torno a los 1.000 millones de euros anuales al mercado estadounidense”.
COAG reclama a la UE y al Gobierno español firmeza para desplegar “todas las herramientas diplomáticas a su alcance” y normalizar relaciones cuanto antes. Asimismo, piden responsabilidad y no magnificar los efectos, recordando que el perfil del consumidor americano de aceite de oliva y vino español tiene “poder adquisitivo suficiente para absorber el impacto de los aranceles.
También ASAJA ha pedido que la Unión Europea no incluya al sector agroalimentario en su respuesta a la escalada arancelaria.
A nivel europeo, las principales organizaciones representativas de agricultores y cooperativas, el Copa y la Cogeca, piden a su vez una “desescalada” ante los nuevos aranceles. "Los agricultores y las cooperativas agrícolas europeas ya se enfrentan a desafíos cada vez mayores, desde el aumento de los costes de producción hasta las presiones relacionadas con el clima (…) Garantizar nuestra seguridad alimentaria debe ser la brújula de Europa en estos tiempos difíciles, ya que nuestra seguridad nacional común comienza allí", apunta el presidente del Copa, Massimiliano Giansanti.
En esta línea, el presidente de la Cogeca, Lennart Nilsson, añade: “Las medidas comerciales de represalia no beneficiarán a los agricultores ni de la UE ni de los Estados Unidos. En cambio, limitarán nuestras oportunidades, aumentarán los precios y debilitarán la resiliencia de las empresas agrícolas. Por ello, ambas organizaciones instan a “agotar por completo los esfuerzos diplomáticos”.
Adelantarse a los efectos de Trump
Grupo Editorial Agrícola Henar Comunicación abordó el impacto de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en el último editorial de nuestro director, Jesús López Colmenarejo, y antes, en una tertulia "Agrícola Café", con Fernando Miranda, Clara Aguilera y Leonor Sáiz.
Si quieres volver a verla, dale al play: